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La muerte está afuera

Esta es la primera semana de cuarenta que se vive en mi país, en mi pequeño país, nunca pensé que algo que se veía películas o en videos de la edad medía podría convertirse en realidad. Desde algunos días odio dormir, porque al despertar todo empeora, la frase "Descansa mañana todo estará bien fue un mal día" no tiene ningún significado ahora, no tiene sentido. Las mañanas son obscuras, las tardes escalofriantes y las noches llenas de paz, de esa paz que da miedo. Cuando voy al trabajo la tensión en la casa es absoluta, mi madre temblando las manos me manda el almuerzo y mi padre sin decir nada dice que me cuide. Las calles están vacías, la mitad de las personas ya no salen, ya no están en las veredas con mucho sueño y pocas ganas de trabajar, pero no me malinterpreten, la otra mitad de los humanos está en las calles, no su forma física pero su espiritual si, las calles están repletas de sueños, de esperanza, de amor, de fortaleza y de vida, no hay personas en las calles, pero aún hay vida en las paradas.
Las miradas matan, hoy más que nunca entendí el significado, en los semáforos la incertidumbre y miedo son las nuevas pupilas de los humanos y lo más alarmante es que antes nos mirábamos como personas, ahora nos miramos como un virus. 

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